Oh, este es el animal inexistente.
Ellas no lo sabían, mas de toda,s maneras
--su caminar, su cuello, su postura y la luz
de su mirar callado--ellas le amaron.
Es verdad, no existía. Pero, porque lo amaron,
se hizo el animal puro. Dejaban siempre espacio.
Y en el espacio, claro y reservado, alzó
con levedad la testa y no necesitó
apenas existir. No lo nutrían con grano;
con posibilidad de ser, únicamente.
Y ésta proporcionó tal fuerza al animal
que se alzó de su frente un cuerno. Un solo cuerno.
Y él, blanco, se acercó a una muchacha virgen
y existió en el espejo de plata y dentro de ella.
jueves, 25 de octubre de 2007
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