lunes, 22 de octubre de 2007

Hablamos pero no recuerdo las palabras. Sólo un momento fue, o eso creo. Nos encontrábamos uno frente al otro. Hablábamos pero eran incomprensibles nuestras palabras. En vano acudimos a los gestos como último recurso. Nos separamos, desandando el camino por donde habíamos venido. Intermitentemente volvimos nuestras miradas hacia atrás, en varias ocasiones. La precariedad de las formas no nos ayudó a vislumbrar el fondo. Y el fondo, turbio e inconcebible, ¿de qué sima o arroyo, de qué tiempo, bajo que luz incierta?

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